05 Jul | 2019

... y el verbo se hizo Carne (Parte 1).

Economía Musical

Casi todos hemos escuchado la frase “y el verbo se hizo carne”, ya sea que nos hacían repetirla en la escuela en clase de #religión —como es mi caso—, o simplemente somos eruditos bíblicos, esta frase podría ser sin duda una de las frases más antiguas y mencionadas por millones de personas todos los días, y probablemente malentendida incluso por su autor. Sin embargo, hoy no vengo aquí a escribir sobre religión ni tengo la intención de causar #polémica —aunque tal vez haya quienes se ofendan al leer esta entrada—. El día de hoy quisiera expresar lo que personalmente y después de haber estudiado a profundidad durante 7 años directo de los textos que dicen decodificar el antiguo testamento —Cabala— me transmite esta #frase.

¿Que es un verbo sino una acción?, recuerden bien esta palabra: Acción.

¿Qué es la #carne sino una de las más altas manifestaciones del deseo? Así es… #Deseo. La carne roja como el corazón —órgano que recibe y bombea sangre las 24 horas del día—, nos encanta comerla, ¿cierto?

Hombres y mujeres, nos encanta la carne del sexo opuesto —o del mismo #sexo en algunos casos—, ¿no?

¿No es nuestro sistema musculo-esquelético —o carne— el que nos permite movernos y generar todo tipo de #acciones, para así generar lo que algunos llaman trabajo y ganar #dinero?

El verbo se hizo carne…

Para la religión tradicional la palabra verbo hace referencia a la #divinidad, y carne a su encarnación —para los cristianos, Jesucristo—, pero al ser —tal como afirma la biblia también— todos a imagen y semejanza de lo divino, ¿no son las acciones que hacemos exactamente lo que genera la satisfacción que nosotros mismos creamos? Es decir, ¿“el verbo se hizo carne” no es simplemente otra forma de decir qué al ser creadores, somos a imagen y semejanza del creador, y por lo tanto creamos a través de nuestras acciones?

La respuesta a estas preguntas no la tengo yo ni nadie, quizás todos contengamos solo una porción de la respuesta, o quizás no… Pero basta de hablar en términos religiosos.

Hace una semana publiqué una entrada en donde hice una #pregunta —como puedes ver tengo una obsesión con las preguntas—: ¿Será que la música algún día va a ser el mejor trabajo del cual vivir?, y la verdad es porque una parte de mi quiere encontrar en la frase “y el verbo se hizo carne” la respuesta a esa pregunta…

¿Por qué?

Porque así como la carne, la música es una de las cosas que más #satisfacción nos brinda y es además generada por un conjunto de acciones —o verbos— los cuales son difícilmente valorados; pero sobretodo porque al igual que el #oro —recurso natural limitado— y su minería —mano de obra, verbo o acción limitada— y al igual que el BTC (Bitcoin) —recurso artificial limitado y sustentado por el primer recurso natural ilimitado (energía) y por supuesto por mano de obra (proof of work) a través de la #minería (que en este contexto no es más que miles de #mineros y #computadoras resolviendo acertijos criptográficos extremadamente complejos para validar cada #bloque o transacción BTC), la música es un recurso ilimitado que a través de una serie de verbos o acciones —que contemplando la #trascendencia del ser humano podrían ser ilimitadas— podemos decir que potencialmente una #economía totalmente nueva podría respaldarse por el activo más valioso que tenemos, la #música. Y para mi, esto es el significado de la frase "… y el verbo se hizo Carne".

El verbo es la #creación de música y la carne es algo que los humanos llamamos: #moneda; ¿y que crees?, ¡ya comenzaron las primeras Blockchain que minan el valor de su criptomoneda a través de la creación de contenido! Está el caso de Steemit con sus monedas “Steems” —justo acabamos de abrir nuestro canal de DTube—, y muchas otras que están comenzando a surgir.

Desde hace 4 años me he cuestionado porque el nombre de la disquera digital de colaboraciones musicales de Aballoon, tiene el nombre de un verbo, y creo que hoy empiezo a entenderlo.

Si te estás preguntando en este momento de donde saqué estas ideas tan tontas, locas, bizarras, descabelladas, geniales o una mezcla de las anteriores; ya somos dos…

Daviano